XIII Trobades Transfrontereres de Memòria Històrica, Democràtica i Antifeixista 2024

La delegació catalana, amb Consol Hernàndez al centre, vicepresidenta de l'ABIC i membre de l'ACPEPF, i als dos costats Domènec Martínez (ACPEPF i ABIC) i Carles Vallejo (President ACPEPF i ABIC)


Imatges de l'homenatge al cementiri i al Memorial a La Barranca i algun dels tallers.




Acte de Cloenda







MANIFIESTO DE LOS XIII ENCUENTROS TRANSFRONTERIZOS DE MEMORIA HISTÓRICA DEMOCRÁTICA Y ANTIFASCISTA
Logroño, 6 de octubre de 2024
Cuando estamos celebrando estas jornadas en Logroño, fuera de estas paredes están aconteciendo dos sucesos que, como testigos que somos, necesariamente han de ser considerados por quienes, desde nuestro activismo memorialista, no podemos callar si pretendemos contribuir a la construcción de un mundo en el que la justicia, la solidaridad y la libertad sean los valores que realmente rijan nuestra convivencia.
El primero de esos sucesos es la perpetración de un genocidio en las orillas del Mediterráneo, en la Franja de Gaza, Palestina. Más de 41.000 personas han sido asesinadas, probablemente muchas más, ya que miles todavía están desaparecidas, enterradas en las ruinas de lo que eran sus hogares. Unos hogares que, hace ya mucho tiempo, se habían convertido en una prisión al aire libre, un territorio acotado y rodeado por un ejército, pertrechado con armamento que le suministra Occidente para beneficio escandaloso de sus empresas armamentísticas, que no ha dudado nunca en matar a civiles indefensos, incluidos niños. Un gran campo de concentración: eso es, desde hace décadas, la Franja de Gaza. Y esta imagen nos lleva, irremediablemente, a encontrar en nuestra memoria otras que, en la primera mitad del siglo XX, marcarían nuestra conciencia: el descubrimiento del Holocausto y la constatación del exterminio en campos de concentración de millones de personas por el solo hecho de ser judías, gitanas, homosexuales, discapacitadas, con convicciones políticas diferentes… de ser, como miles de españoles (que ya habían sufrido el internamiento en campos de detención y de trabajo del franquismo), luchadores antifascistas. Tristemente, hoy, la memoria de la Shoah (el genocidio del pueblo judío a manos de los nazis) se utiliza como coartada por los dirigentes extremistas del Estado de Israel para tratar de acallar cualquier crítica a su acción criminal. Sin embargo, nuestra memoria y la conciencia plena de lo que significó la Shoah, nos llevan, precisamente, a denunciar la actuación genocida de ese Estado y la complicidad de un mundo occidental que ha puesto de manifiesto su doble rasero y su hipocresía.
El segundo de los sucesos es la muerte cotidiana de un número desconocido pero sin duda ingente de personas que intentan llegar desde diferentes rutas migratorias, también a veces a través del Mediterráneo, a nuestros países con el legítimo deseo de alcanzar una vida digna, de ganarse el sustento en unos países que saben más ricos que los suyos, porque en los suyos, la desigualdad social, las guerras y los regímenes políticos promovidos para facilitar el robo de sus materias primas por parte de los países más desarrollados y la continua esquilmación de sus recursos naturales, hacen que no haya futuro. A los que sobreviven a esas travesías peligrosísimas les esperan otros campos de concentración: alambradas que se convierten en muros que los encierran en un presente sin esperanza. De nuevo, las imágenes de los hombres, mujeres y niños hacinados nos llevan, a quienes tenemos memoria, a encontrar en el pasado los mismos ejemplos de injusticia e insolidaridad cuando eran las y los españoles y otros europeos quienes migraban en busca de una vida mejor, lejos de las persecuciones políticas y del hambre que sufrían en sus países. Por eso, tampoco podemos permanecer callados ante esta situación, máxime cuando hay quienes, desde los grupos de ultraderecha y neofascistas, jalean la violencia contra estas personas, alentándola con discursos de odio a partir de mentiras y bulos.
Tanto uno como otro suceso ponen de manifiesto el vigor de los discursos y las prácticas de la extrema derecha. En Israel, el gobierno ultraderechista actúa con total impunidad desde sus presupuestos racistas y supremacistas, que son apoyados por las extremas derechas europeas, que han pasado del antisemitismo a la islamofobia. En el segundo, el relato impuesto desde la extrema derecha ha llevado a que la inmigración sea considerada no solamente como un problema, sino a ser considerado el primero en la lista de preocupaciones de muchos europeos. Han conseguido vincular inmigración y delincuencia, señalando a las personas migrantes de tal manera que son percibidas por una buena parte de la población como un peligro para sus vidas, lo que viene a justificar el trato degradante y vejatorio a las que se les somete por parte de los propios Estados (expulsiones en caliente, denegación de asilo, etc). Ese discurso de odio, además, ha calado en otras formaciones políticas, que se lo apropian por miedo a perder cuota electoral.
Frente a todo esto, ha de ser nuestra memoria la que se alce como ineludible herramienta de acción política, como brújula que guíe nuestra manera de actuar en el presente y nos ayude a imaginar un futuro mejor. Porque la memoria no es un simple ejercicio de recuerdo, sino el elemento a partir del cual, con conocimiento, análisis y reflexión, construir conciencia. La memoria, por sí misma, desprovista de esa conciencia, puede terminar siendo utilizada como una mera coartada para justificar las injusticias de hoy, tal y como estamos viendo cada día en Israel cuando se invoca la Shoah para acallar las críticas a su actuación. Las memorias históricas deben dar paso, necesariamente, a una memoria democrática que sepa anteponer a las personas por encima de los intereses espurios de unos pocos; tiene que ser el producto de un conocimiento histórico y vital del que extraer las lecciones morales y éticas que nos sirvan para afrontar el futuro con garantías de humanidad y empatía. Debe ser, por eso, universal, sin discriminaciones, y útil para encarar, conociendo nuestro pasado, las realidades de un futuro que se hace presente cada día.
A la vista de lo enunciado, las entidades memorialistas reunidas en Logroño en este XIII Encuentro, de conformidad con sus valores y principios:
  1. Denunciamos el genocidio que se está produciendo en la Franja de Gaza, instando a todas las partes implicadas para que, desde el respeto absoluto a los derechos humanos, pongan fin a la matanza y construyan un futuro común y en paz.
  2. Denunciamos la situación de pobreza y desesperación a la que los países más desarrollados condenan a una buena parte de los países del mundo, provocando el éxodo de sus habitantes, que buscan en otras tierras un futuro en el que poder alimentarse y vivir dignamente. Ningún ser humano es ilegal y ningún ser humano debe ser criminalizado, perseguido o atacado por querer ganarse la vida y sostener a los suyos.
  3. Denunciamos los discursos y las prácticas de la extrema derecha, que solo se basan en el miedo y los prejuicios hacia quienes les son extraños, lo que desemboca en el odio y la deshumanización que son la antesala de la degradación última del ser humano, y que sirven para justificar su exclusión, su expulsión de nuestros países e, incluso, su destrucción física. Sabemos, porque ya ha sucedido, lo que viene después de señalar al otro como enemigo.
Como consecuencia, las entidades memorialistas aquí reunidas se dirigen a los órganos de gobierno y legislativos de sus respectivos países y regiones, a las organizaciones políticas con representación en dichos órganos, y a las administraciones locales para que garanticen el futuro en paz que todo ser humano se merece.
En el mismo sentido, las entidades memorialistas aquí presentes, se dirigen también a las entidades y organizaciones sociales y ciudadanas para recabar su apoyo y participación en la defensa de la memoria democrática. La memoria democrática no es lo sucedido hace décadas. La memoria democrática sienta las bases de la democracia, del laicismo, de la igualdad y de la solidaridad.
Por ello, piden a los ámbitos administrativos y de gobierno, a los partidos políticos y a las entidades y organizaciones sociales que utilicen esos ámbitos y su capacidad de acción para construir una democracia en la que sea posible escucharse y en la que, desde el respeto y la tolerancia, se pueda debatir y opinar sin miedo, educando para poder aprender las lecciones que nuestro pasado nos ofrece, de forma que se entiendan la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición no como elementos de venganza sino como actos irrenunciables e imprescindibles para la convivencia democrática.

Les entitats signants del manifest, de moment són:
  • Ateneu Riojano,
  • Universitat Popular de Logroño,
  • Associació Catalana de Persones ExPresses Polítiques del Franquisme (ACPF),
  • afina nafse (36),
  • AMARAES,
  • Ateneu de Memòria Popular,
  • Ay Carmela,
  • Amical de les Brigades Internacionals de Catalunya,
  • Caminar,
  • Foro por la Memoria Democrática,
  • Fundación 14 de abril,
  • Fundación Bernardo Aladrén,
  • Fundación Domingo Malagón ,
  • Asociación de Memoria Histórica Los Barracones,
  • M.E.R.47,
  • M.E.T.64,
  • Terres de Mémpire(s) et de Luttes,
  • Txinparta. Fuerte San Cristòfol. Red de Memoria Colectiva,
  • Amical de Mauthausen,
  • I altres més.

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